Ahorrar a largo plazo eligiendo un tipo de cocina u otro es posible. Aquí te dejamos una guía para decidirte.
Conseguir la cocina que se adapte a las necesidades de los habitantes de la vivienda supone una continua toma de decisiones. Una de las más importantes es la del método de cocción. Los sistemas de cocción más comunes son la cocina a gas, la vitrocerámica y la inducción. Pero ¿qué características presenta cada uno?
El gas
La cocina de gas es la que consume menos energía y, por tanto, el más económico para el bolsillo. Es más rápido que la vitrocerámica, ya que no se tiene que esperar a que la cocina se caliente y la llama se puede regular manualmente.
Pros:
· Son las preferidas por los cocineros profesionales y los amantes de la cocina tradicional.
· La transmisión de calor a través de llama directa es ideal para ollas de hierro fundido y de arcilla, las más aconsejadas para cocinados lentos.
· El calor se regula de una forma muy sencilla, y es muy estable.
Contras:
· Son más sucias, y su limpieza es más engorrosa.
· El gas, como fuente de energía, aunque siempre ha tenido fama de barato, tiene un futuro incierto debido a la constante inestabilidad de los principales países exportadores.
· Al utilizarse fuego directo, su seguridad está más en entredicho.
La vitrocerámica
Además de la estética, la comodidad en la limpieza es la principal ventaja que ofrecen las vitrocerámicas. Los mandos sensitivos que incorporan permiten regular su potencia con el simple toque de un dedo. Algunos modelos disponen incluso de sistemas de cocción programables.
Pros:
· Son muy fáciles de limpiar.
· Permiten un aprovechamiento del calor residual.
· El abanico de utensilios de menaje de cocina que se pueden usar, es más amplio que para las cocinas de gas y las cocinas vitrocerámicas de inducción.
Contras:
· Su consumo de electricidad es relativamente alto, sobre todo si se compara con el de las placas de inducción.
· El tiempo de calentado es muy alto, algo que, según algunos cocineros, puede incidir en una pérdida de sabor de los alimentos.
Placas de inducción
Las placas de inducción son ya el sistema de cocina preferido por muchos. Aunque en apariencia son iguales a las vitrocerámicas, ya que la superficie de ambas es de vidrio cerámico, su funcionamiento es diferente. El calor lo genera un mecanismo de campos magnéticos que calientan directamente el recipiente, sin que aumente la temperatura del cristal intermedio.
Pros:
· Requieren aproximadamente la mitad de tiempo para calentar los alimentos que las anteriores.
· Gastan menos electricidad (has un 30% menos) que las vitrocerámicas convencionales.
· Es más fácil limpiarlas, ya que la superficie no se calienta, y no hay que esperar a que se enfríen.
· Son más seguras, ya que la placa no funciona como transmisora del calor, calentándose directamente la base del recipiente usado para cocinar.
Contras:
· Cuestan aproximadamente el doble que las placas vitrocerámicas de resistencia.
· Es necesario emplear un menaje específico: sartenes y baterías de cocina de inducción.
Flexinducción
La flexinducción es una mejora tecnológica de las últimas placas de inducción. Estas cuentan con zonas de cocción capaces de adaptarse automáticamente a la forma y al tamaño del recipiente que se va a utilizar. Tienen una ventaja en el ahorro energético respecto a las placas de inducción «clásicas» dado que solo emplean energía en el área en las que hay el recipiente.